¡Por fin! Después de tanto tiempo soñando con ellas, hoy pongo rumbo a las Islas Cíes. La travesía a las islas cíes barco Vigo promete ser corta pero intensa, llena de la anticipación que precede a una aventura en un lugar de ensueño.
He reservado mi billete con antelación a través de la web de Mar de Ons, una de las navieras que operan la ruta. Me he asegurado de llegar al puerto con tiempo suficiente para no perder el barco y, sobre todo, para disfrutar del ambiente marinero que se respira en la zona. El olor a salitre, el sonido de las gaviotas, la gente cargada con mochilas y neveras portátiles… ¡Todo indica que hoy será un gran día!
El ferry zarpa puntual, y en cuanto nos alejamos de la costa, las Islas Cíes emergen en el horizonte como tres joyas verdes en medio del azul intenso del Atlántico. La emoción me embarga al contemplar la belleza de este paraíso natural que está a punto de abrirse ante mí.
Durante la travesía, que dura aproximadamente 45 minutos, aprovecho para disfrutar de las vistas de la ría de Vigo, con sus bateas de mejillones y sus pintorescos pueblos costeros. El sol brilla con fuerza y la brisa marina me acaricia la cara. A mi alrededor, la gente comparte mi entusiasmo, se hacen fotos, comentan lo cristalinas que se ven las aguas… El ambiente es de pura alegría y expectación.
Al acercarnos a la isla de Monteagudo, donde desembarcaremos, puedo apreciar la finísima arena blanca de la playa de Rodas, considerada una de las mejores del mundo. El agua turquesa y la vegetación exuberante completan un cuadro de una belleza casi irreal.
En cuanto el barco atraca en el muelle, desembarco con la misma emoción de un explorador que llega a tierra desconocida. Tengo todo el día por delante para explorar las islas, bañarme en sus aguas cristalinas, recorrer sus senderos y dejarme sorprender por su riqueza natural.
Sé que este viaje a las Islas Cíes desde Vigo será una experiencia inolvidable. Un día de desconexión, naturaleza y belleza que guardaré para siempre en mi memoria.