5 creencias erróneas acerca de las verduras congeladas

Las verduras congeladas tienen una injustificada mala fama entre la población consumidora. Estos productos ¿contienen aditivos y conservantes?, ¿son más complicados de cocinar?, ¿no son tan saludables como las verduras frescas? Estas creencias son erróneas, pero lastran el consumo de estos alimentos entre los usuarios más ‘supersticiosos’, no así entre las empresas del sector de la restauración, donde existe una demanda constante de Proveedor de verduras congeladas.

 

Desde la década de los sesenta, la congelación de frutas y verduras ha sido una práctica habitual en los principales países desarrollados. Los alimentos en este estado no son más difíciles de cocinar. De hecho, se adquieren listos para ser utilizados, ya troceados y pelados para su puesta en la sartén, el horno o el microondas. Más justo sería decir, entonces, que las verduras congeladas son más fáciles de cocinar que las frescas.

 

Este último beneficio revela lo siguiente: el uso de productos congelados como frutas y verduras contribuye a reducir el desperdicio alimentario. Al consumidor se le inculca, desde la más tierna infancia, que la comida no se tira, que está mal; sin embargo, no todos están familiarizados con las prácticas que les permitirán aprovechar más y mejor los alimentos. Elegir hortalizas congeladas en lugar de las frescas es un aliado en este sentido.

 

Contrariamente a una creencia falsa, las verduras sometidas a procesos de congelación demuestran ser tan saludables y beneficiosas como las frescas. Diversos estudios avalan las propiedades nutricionales de las hortalizas congeladas y recomiendan su ingesta como parte de una dieta y estilo de vida saludables.

 

Del punto anterior se deduce que estos productos no están ‘atiborrados’ de conservantes y aditivos. En efecto, el propio frío actúa como un conservante natural, y únicamente algunas verduras —patatas, por ejemplo— incorporan compuestos que evitan su oscurecimiento, sin alterar su sabor. Estos aditivos inofensivos están ausentes, además, en las verduras ultracongeladas, capaces de mantener naturalmente su aspecto original.

 

A propósito del sabor, las bajas temperaturas no disminuyen esta cualidad en las hortalizas. Si la congelación se realiza adecuadamente, las verduras conservan todas y cada una de sus propiedades.