Calamar congelado para tus mejores platos

El calamar patagónico recibe su nombre de la zona en la que es pescado, que no es otra que la Patagonia, situada al sur de Argentina y Chile y en las aguas de las Maldivas. Es un calamar muy utilizado en hostelería por su rendimiento y también por el sabor que aporta a guisos y otras preparaciones.

El calamar patagonico congelado permite elaborar una gran cantidad de platos muy sabrosos y siempre a un precios excelente. Mientras que el calamar nacional es muy adecuado para freír o para la plancha, el patagónico se utiliza más guisado y cocido. Veamos algunas de las preparaciones más habituales con este tipo de calamar.

El guiso de calamares con tomate es un plato muy típico cuando llega el frío. Completo y muy sabroso, este guiso se prepara con el calamar troceado, patata y tomate natural triturado. Se pueden añadir otras verduras a gusto del consumidor y es perfecto para mojar pan, ya que la salsa resultante es muy sabrosa. 

Existen otras variaciones de este guiso, por ejemplo en algunas casas se prepara sin patata y se acompaña el calamar con poca salsa y patatas fritas. O incluso, para lograr que resulte más ligero, se acompaña el calamar de una sencilla ensalada que hará que sea un plato apto para cualquier dieta saludable.

El calamar patagónico es perfecto para el arroz. Un arroz caldoso con calamar resulta muy atractivo por su sabor. Se acompaña de un sofrito y de tomate natural que da sabor y aporta salsa pero que se añade en trozos junto con el sofrito en lugar de triturado. Puede acompañarse de verduras, como la coliflor o el calabacín para darle un toque diferente al arroz pero también por otros productos de mar, como gambas o mejillones.

Por último, sugerimos una sabrosa receta para la cual esta variedad de calamar es ideal: el calamar encebollado. Es un poco laboriosa cuando se quiere hacer con el máximo sabor, pero no es difícil de cocinar. Para empezar, se poca cebolla que se carameliza y, una vez lista, se añade el calamar troceado junto con un poco de aceite y de vino blanco. A fuego lento, se deja que el calamar se haga y se vayan reduciendo los jugos. Añadimos un poco de fumet y dejamos que se termine de cocinar a fuego lento. El resultado es para chuparse los dedos.